miércoles, 19 de abril de 2017

El traslado del Colegio Militar de Caballería a Valladolid en 1852 (4ª Parte)

5.- LA INSTALACIÓN DE LA ACADEMIA DE CABALLERÍA EN LA CIUDAD DE VALLADOLID.
5,3.- Las negociaciónes llevadas a cabo

Estas propuestas de cambios de utilidad de los edificios citados en el artículo anterior, para llevarse a efecto, implicaban resolver problemas de propiedad y usufructos. El ayuntamiento era dueño del edificio del Monasterio del Prado, cedido por el Estado desde el 7 de mayo de 1851, pero debía tomar posesión del mismo para, de esta manera, poder utilizarse como prisión (dependiendo del Estado) y dejando disponible el Octógono, destinado en pricipio a presidio modelo. Mera formalidad que se resuelve en escasos días. En efecto, el 27 de octubre de 1851, después de la autorización del Administrador de Contribuciones del Estado, se hace efectiva la toma de posesión del Monasterio del Prado por parte del ayuntamiento por medio de su alcalde, Calixto Fernandez de la Torre, y de Miguel Zorrilla, regidor síndico, ante la presencia del secretario del ilustre ayuntamiento, Pedro Caballero.

Para dar al acto un alcance formal, pero también social, estuvo presidido por las elites de la ciudad, incluso con representación de la familia real por parte de Josefina Fernanda de Borbón, cuñada de Isabel II, hermana de Francisco de Asís, con su esposo, el periodista cubano liberal José Güel y Renté (vivían en Valladolid), el diputado en Cortes, Benito Fernández Maqueira, que jugará un papel importante en este traslado, Manuel Montesinos, además del teniente alcalde y el secretario del Gobierno, Mariano Barrasa. Todos ellos son testigos: “...doy fe” (el secretario del ayuntamineto, Pedro Caballero).

El ayuntamiento, para acelerar la habilitación del Monasterio del Prado como presidio y fijar cuanto antes el colegio en el Octógono, nombra al diputado Maquieira como intermediario y le autoriza a que ofrezca al Gobierno entre 80.000 y 100.000 reales para los gastos de habitabilidad del primero.
Generoso el ayuntamiento, acelera las gestiones todo lo que puede porque así conseguiría dos
objetivos:

  • 1º Alejar definitivamente el presidio del centro de la ciudad.
  • 2º Fijar el Colegio de Militar de Caballería en Valladolid.



Quedaba ahora la gestión del traslado del Colegio Militar de Caballería a Valladolid, al edificio de la prisión-modelo, el Octógono. Las negociaciones serán a tres bandas:

1.- Ayuntamiento de Valladolid.
2.- Gobierno de SM.
3.- Dirección General de Caballería.

En todo momento hay un decidido interés de hacer las cosas de forma legal, transparente y de común acuerdo con todas las instituciones implicadas. Esa transparencia explica que el diputado Maquieira, para llevar a cabo las gestiones, “y a fín de orillar las dificultades que se presentan para el despacho del importantísimo asunto del canje del ex convento del Prado y sus consecuencias”, con la aprobación del ayuntamiento y del Gobierno Provincial en sesión municipal del 27 de diciembre de 1851, propondrá y negociará con el Gobierno y con el Colegio Militar de Caballería lo siguiente:

⦁    El ayuntamiento, dueño del Monasterio del Prado, cede al Estado el usufructo del edificio tal como se encuentra.
⦁    El Estado cederá al Ayuntamiento de Valladolid el usufructo del edificio del presidio, intramuros (Octógono), tal como se encuentra.
⦁    Se establece, además, la función de cada uno de ellos:
⦁    El edificio del presidio será destinado por el ayuntamiento a Colegio Militar de Caballería “si así pudiese arreglarse” con el Departamento de Guerra “…o a un objeto de utilidad pública”.
⦁    El Estado no reclamará el presidio (Octógono) antes devolver el Monasterio del Prado.
⦁    Los gastos de conservación y obras serán por cuenta de los usufructuarios (veremos que este será uno de los puntos de conflicto a lo largo de todo el siglo entre el Ayuntamiento de Valladolid y la Academia de Caballería).
⦁    Finalmente, se ofrecen ochenta mil reales por parte del ayuntamiento para ayudar a los gastos de adaptación del edificio del Prado en presidio.






El Gobierno tendrá muy encuenta esta ayuda económica para acondicionar el Monasterio del Prado como presidio. El diputado, al hacer estas propuestas, deja claro que el valor intrínseco de cada edificio es muy distinto, que, por supuesto, el Prado, del que el ayuntamiento era el dueño, vale más de “doble cantidad”, pero que no pretende hacer negocio sino sólo “conciliar las conveniencias del Estado con los suyos propios”.

       Estas propuestas deben ser aceptadas por la Dirección General de Caballería y el Gobierno, hasta ahora son sólo eso, propuestas. El ayuntamiento y la dirección, desde el principio, estuvieron de acuerdo; los problemas vienen del Gobierno, no sólo por la mayor o menor lentitud en las gestiones, sino también por razones económicas como se  deduce de la documentación.
Tras el informe positivo de Shelly, el Ministro de la Guerra, conocedor de la insostenible situación del colegio en Alcalá de Henares, da su visto bueno al traslado a Valladolid y lo pasa al Ministro de Gobernación.

Mientras la ciudad del Pisuerga sentía con gozo y esperanza que la llegada del colegio era casi un hecho, la prensa de Madrid se hacía eco de cómo, desde Alcalá, esta idea del traslado suponía un paso más hacia su definitiva decadencia: “…la desacertada idea, que de algún tiempo a esta parte, bulle en la cabeza de algunos gefes superiores, de trasladar el Colegio Militar de Caballería a otra ciudad, desde la de Alcalá de Henares en que se halla establecido...los grandes perjuicios que con semejante medida se irrogan a una población, a quién parece que la desgracia persigue encarnizadamente. La universidad, fundación del cardenal Giménez de Cisneros, célebre escuela que tantos hombres sabios ha producido, fue suprimida hace años, dejando reducida a Alcalá a un estado lamentable...el Colegio de Caballería resarcía algún tanto a la indicada ciudad de todas sus pérdidas; pero ahora, hasta se trata de quitarle este último recurso, sin motivos de conveniencia o justicia…” (El Observador 20/IX/1851).

El año 1851 se  cerraba con este gran proyecto para el ayuntamiento. En enero de 1852, la comisión sigue negociando sobre las mismas “bases” con el Gobierno y el subdirector (previo visto bueno del ayuntamiento), concretando algún punto más como:

1.- Que se habilite el Prado con premura para trasladar allí a los presos.
2.- El ayuntamiento asumirá los gastos de 20.000 reales para el traslado del Colegio Militar de Caballería desde Alcalá de Henares (ahora se especifica la cantidad).
3.- Que los gastos de habitabilidad del interior del presidio (Octógono) corran a cargo del colegio.

El Ministerio de Gobernación autoriza la traslación del Colegio Militar de Caballería a Valladolid (23 de enero) según las "bases" expresadas por el Director General de Caballería, es decir, con las propuestas que había  gestionado  Maquieira. “Lo que traslado a V.S. a fin de que por el Ilustre Ayuntamiento se acuerde lo que considere más oportuno, sirviéndose participarme el resultado...” (comunicado de fecha 4 de febrero del Gobernador Provincial).



Tras la autorización del Gobierno, el diputado Maquieira envía un escrito  al Director General de Caballería con las propuestas anteriores; ahora concreta: cesión por parte del ayuntamiento al Colegio Militar de Caballería del usufructodel edificio "intramuros" de dicha ciudad conocido como presidio modelo sin retribución alguna. Es decir el colegio se convertirá en un inquilino sin el deber de pagar renta alguna. El propio Maquieira especifica que el usufructo se ceda al colegio y no al Ministerio de la Guerra para que no se alegue ningún derecho por este ministerio y así se asegure su destino exclusivo para el colegio, ya que esta es la condición aceptada. Maquieira ha pensado y dejado claro todas las condiciones:

1º Cesión por parte del ayuntamiento al Colegio Militar de Caballería del edificio intramuros de dicha ciudad conocido como prisidio modelo sin ritribución alguna.
2º Cesión de un terreno destinado a picadero cuya extensión se especifica en 160 pies de lado.
3º  El derecho a poder conducir agua desde la cañería más inmediata:
“una cañería particular que surta a todos los individuos de aquel establecimiento del agua necesaria para la bebida...La bebida de los caballos y otros usos, la tomará del río Pisuerga” (aspecto de vital importancia teniendo en cuenta los problemas de abastecimiento).
4º  El ayuntamiento mantiene el ofrecimiento de la entrega de 20.000 reales de una sola vez para hacer efectivo el traslado desde Alcalá de Henares.
5º Si el colegio se traslada a otro lugar, el ayuntamiento volverá a entrar en posesión del edificio y la acometida del agua.

“Las condiciones francas y desprendidas del Ayuntamiento que llenan cumplidamente cuanto pudiera desearse, harán conocer a V.E. su buena voluntad para qué tenga cumplido efecto la traslación del Colegio y dicha Corporación y los habitantes de Valladolid recibirán con júbilo y cooperarán gustosos en obsequio del bienestar de sus nuevos huéspedes”. (Escrito del diputado  Maquieira al general Shelly del 2 de marzo de 1852).

“Tengo el honor de elevarlo al superior conocimiento de V.E. por sí tiene a bien dar cuenta a S.M. para la resolución que fuere de su Real agrado” (comunicación del general Shelly al Ministro de la Guerra del 3 de marzo de 1852).

Para llevar a cabo la primera condición: ceder el usufructo del edificio del presidio (Octógono) al colegio, el ayuntamiento debía antes tomar posesión del mismo para permutarlo por el convento del  Prado. La Real Orden que lo autoriza es de principios de marzo: “...y de que el edificio (el Octógono) cuyo usufructo se le ceda por este Ministerio haya de destinarse al establecimiento de un Colegio Militar de Caballería” (7 de marzo de 1852).

La cesión del Monasterio del Prado se había pedido para hospital provincial y era necesario que se permitiera adaptarlo para presidio. Esta fue otra gestión que había llevado acabo eficazmente Maquieira ante el vallisoletano Ministro de Fomento, Mariano de Miguel Reinoso Abril. Tal petición había sido realizada por Francisco López Satander al Director de Contribuciones Directas, Estadísticas y Fincas del Estado, Manuel Ruiz del Portal, quien, se supone que por la intervención del ministro, había comunicado al ayuntamiento, el 23 de febrero: “no solamente para dicho objeto (hospital provincial) sino para cualquier otro de utilidad pública local o general y especialmente para presidio correccional”.

Todo había quedado arreglado para ser llevado a cabo sin problemas, pero lo veremos en el siguiente y último artículo.

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