Por Juan Silvela Milans del Bosch
Animado, sin duda, por la carta del alto comisario citada
en el artículo anterior, el general Fernández Silvestre se decidió a ocupar
Annual, de Beni Ulixech, y la posición de Dar Buimeyan, prácticamente encima de
Boudinar (Tensaman), para proteger el campamento que inmediatamente se
organizaría. Desde Ben Tieb, al norte de Dar Drius, las columnas iniciaron la
subida al collado por Inunaten y siguieron por Ikarrouchene y La’sara, dejando
al este la loma de Karrrusen y al oeste Yebel Uddía y Monte Ubdan. El 15 de
enero, todavía en la mañana, alcanzaron Izumar, lugar a partir del cual se baja
bruscamente por terreno abarrancado hacia el valle donde se encuentra Annual.
Muchos autores hablan de un desfiladero, pero no hay tal.
Una vez en las tres colinas que comprendía el campamento de
Annual, el coronel Morales, del Cuerpo de Estado Mayor y Jefe de la Oficina Indígena
de Melilla, y por tanto de la
Policía, expresaba su preocupación por la arriesgada
operación. El teniente coronel Dávila (jefe de la Sección de Campaña del Estado
Mayor de la Comandancia Militar) opinaba de igual forma y le aseguró al general
que de la preocupación le había salido el pelo de punta a través de la calva;
pero recomendaba ocupar urgentemente Sidi Dris, en la costa, para conseguir que
pudiera abastecerse Annual desde el mar; esta acción se llevó a cabo el 12 de
marzo. Este teniente coronel fue el único que se opuso con decisión a la
ocupación y permanencia en la hoya de Annual.
Si desde Izumar se realiza una “vuelta al horizonte” se comprende
inmediatamente la disconformidad de Dávila. Allí sólo se podía estar, con los
escasos medios que tenía Silvestre, con permiso de los rifeños. Al menos, del
jefe de los Beni Said, ya que de los Beni Urriaguel sólo debía esperarse
dificultades. El jefe citado, Kaddur Namar, fue quien recomendó el lugar de
instalación del campamento de Annual como era costumbre, pues estuvo presente
en la ocupación.
A unos 106 Km,s de Melilla, sin medios logísticos adecuados
y con una ruta de abastecimientos entre Ben Tieb, Izumar y Annual
impracticable, era una locura. Para ir desde Ben Tieb a Annual se tardaba 4 horas en recorrer 18 Km,s y la batería de posición llegó a emplear 5
días (3,5 Km. en cada jornada). Hasta el mes de junio no estuvo la carretera de
tierra hecha y en aquellas fechas llegarían un vehículo ligero y dos motos.
"El límite de elasticidad"
Silvestre, para contestar a lo propuesto por el alto
comisario en la carta de 10 de enero, ordenó elaborar un informe al coronel
Morales. El 16 de febrero, el jefe de la Policía Indígena se
lo entregó al comandante general. Advertía que, ocupada Sidi Dris y dominados
completamente las fracciones de Beni Said aún sin someter, se había alcanzado
el límite de elasticidad, que
Berenguer había situado en Alhucemas. Por tanto, no se podía volver a operar
hasta después de abril, pues no se dispondría hasta entonces del nuevo
reemplazo; el anterior se había licenciado a primeros de enero y faltaban 4.500
hombres. Además, sería necesario ocupar parte de Beni Tuzin y Tensaman para
proteger el flanco izquierdo. Todas la fracciones de la segunda cabila lo
pedían insistentemente, excepto la de Trugut. El territorio de esta última
fracción comprendía desde el contrafuerte del cabo Quilates hasta el río Nekor;
por tanto, estaba amenazada directamente por los beniurriagueles, sus vecinos.
Las otras, que eran Beni Marguin, Beni Buidir, Beni Taaban y Rabaa el Forkani
insistían que se ocuparan sus dominios para beneficiarse de la administración
española en el nombre del jalifa. También lo hicieron dos de Beni Tuzin: los de
Beni Buyari y Beni Mel-Lul.
Para la aproximación a Alhucemas, Morales recomendaba
realizar el avance por tierra desde Tensaman; existían tres caminos para
atravesar el contrafuerte de Cabo Quilates. Desechaba, por tanto, el avance por
Beni Tuzin, pues su complicada orografía lo hacía muy dificultoso. Con todo, no
se podría pasar del río Nekor antes del próximo otoño; como siempre, se haría,
en palabras del propio informe, mediante “una penetración política auxiliada por las armas en los casos indispensables”.
Silvestre hizo suyo el informe de Morales y el 26 de febrero contestaba a
Berenguer por carta exponiéndole este plan. Incluso lo condicionaba, igual que
el coronel Morales, a la creación de un nuevo grupo de Regulares y otra mía
de Policía Indígena, así como a que se autorizara a realizar reconocimientos
aéreos y se librara determinadas cantidades para mejorar las comunicaciones
(los pagos de los convoyes efectuados llevaban cuatro meses de retraso). Los
transportes entre Dar Drius, Ben Tieb, Annual y Sidi Dris, como se ha dicho, eran
muy dificultosos.
Además, le proponía organizar una nueva posición en
Tensaman, delante de Boudinar, sobre la ladera del contrafuerte del cabo
Quilates y al otro lado del río Amekran o Kebir, más otras dos en Beni Tuzin
para consolidación del terreno ocupado. Así se protegía a las fracciones de
estas dos cábilas que se habían sometido y se aseguraba el flanco
izquierdo. Sólo entonces “será
llegada la ocasión de pensar en realizar la acción de dominio en Alhucemas”.
El 30 de marzo, Berenguer y Silvestre se entrevistaron en
Alhucemas y el alto comisario autorizó al comandante general de Melilla a
llevar a cabo las acciones previas al plan de avance sobre los territorios de
la bahía, pospuesto hasta el otoño y condicionado al cumplimiento de las
peticiones efectuadas. El propio Berenguer comunicó al ministro de estado,
marqués de Lema, la concesión del permiso para actuar en carta de fecha 17 de
abril.
Silvestre recibió en Melilla a todos los notables de Beni
Tuzin y Tensaman, salvo el cherij Al-Lal de Tugrut, fracción de esta
última, que se disculpó por carta; todos se mostraron conformes con la
presencia de España en sus territorios e hicieron promesas de sometimiento al
jalifa, representante del sultán en nuestra zona de protectorado.
Silvestre, con el Rey
Con tan buenas perspectivas, se marchó a la Península de
permiso a principios de mayo. Estuvo en Valladolid en la ceremonias de
colocación de la primera piedra del nuevo edificio de la Academia de Caballería
(4 de mayo) y en la entrega de un nuevo estandarte a la misma, bordado por la
reina Victoria Eugenia, (5 de mayo). Allí vería al rey, que le debió animar a
cumplir la misión de enlazar Melilla y Alhucemas por tierra. Como no era nada
discreto, a la vuelta a Melilla, lo dijo con entusiasmo nada más desembarcar.
Pero la situación había cambiado y, según su propia expresión en la carta del
29 de mayo, va “presentándose nubosa”,
pues la presión de Abd el Krim estaba resultando efectiva. En la citada
carta le aseguraba que “en estas condiciones,
hay que pensarlo mucho antes de efectuar un avance” y le llegó a confesar a
Berenguer que, en cuanto cruzara el río Amekram habría tiros.
A pesar de ello,
se arriesgó y ordenó la ocupación de Abarrán, la posición prevista delante de
Boudinar, antes que las dos de Beni Tuzin; consta que el mokaden de la Zauía de Sidi Bu Yacob se lo
había pedido, para evitar que Abd-el-Krin estableciera una harca allí, lo
que hubiera colocado a las fracciones de Tensaman sometidas en una situación
insostenible. También se debe tener en cuenta que con aquella posición ocupada
por la harca se hacía la comunicación entre Buymeyan y Sidi Dris muy
dificultosa. Por tanto, nunca pensó en realizar con tal acción un avance hacia
Alhucemas. Abarrán podría facilitar la progresión por dos de los caminos que
cruzan el contrafuerte del cabo Quilates, pero no el más inmediato a la costa y
quizás el preferido.
El comandante general comunicó al alto comisario la
ejecución de esta acción en la carta citada del 29 de mayo (domingo) y le
precisó el momento del inicio de la marcha de la columna por telegrama, enviado
en la tarde de ese mismo día. En la carta le decía expresamente sobre la cábila
de Tensaman que:…”aunque sigue amiga, vacila; también parece que tratan de
poner otra (“harca” de Beni
Urriaguel), en Abarrán, y de lograrlo, harían más difícil la situación de la
cabila y podrían amenazar las comunicaciones entre Buymeyan y Sidi Dris”.
Ya tenía Abd el Krim otras harca establecida en Yebel Yub, sobre el
contrafuerte del cabo Quilates y en terrenos de la fracción de Tugrut de
Tensaman, y en Iyermauas.
Si no se ocupaba Abarrán, los tensamaníes del llano
empezarían a vacilar como los de la ladera del cabo Quilates. Por
supuesto, se solicitaba únicamente la autorización para el día (1de junio),
según se deduce de la lectura del final del citado telegrama: “pudiendo efectuarlo en forma convenida”,
pues ya se disponía de la autorización previa, según hemos visto.
Reticencias del teniente coronel Dávila
El comandante Villar, responsable de la Policía Indígena
del sector, y que según escribe en su informe el coronel Morales, junto con el
capitán Margallo de la 15 mía, “trabajan mucho y bien”, convencieron a
Morales y Silvestre de llevar a cabo la acción, a pesar de las reticencias del
teniente coronel Dávila. Este jefe de Caballería mandó la columna, que dio un
rodeo para alcanzar la posición. En cambio, una vez establecida, se lanzó
pendiente abajo y por derecho hacia Annual. No las tenía todas consigo y
presentía el peligro. Su actuación es extraña y no tiene fácil explicación.
La posición fue asaltada el mismo día de su establecimiento
por defección de parte de la Policía Indígena y la harca auxiliar de
Tensaman, aunque no se logró averiguar, después, como ocurrió exactamente. Hay
indicios de que la traición estaba preparada al llegar a un acuerdo los beniurragueles
y un grupo importante de los tensemaníes para coger prisionero al
general Silvestre, que siempre visitaba las posiciones después de ocupadas.
Esta vez se quedó en Annual y siguió la operación con los prismáticos. Volvió a
Melilla con la creencia de que todo había salido bien y allí recibiría la
noticia de la caída de Abarrán. Fue una gran equivocación de la que fueron
responsables principalmente Silvestre y Villar. Desgraciadamente, quedó claro
que la situación política no estaba madura para efectuar tal operación.
Consciente Silvestre de la debilidad de la línea: Ben Tieb,
Izumar, Annual, Sidi Dris, estableció a partir del 3 de junio nuevas
posiciones: Tallilit (después del ataque a Sidi Dris del día anterior, a la que
no se pudo socorrer por cortar los rifeños el paso a la columna de refuerzo en
dicho monte) y las intermedias A, B, y C.
Dos días después, se entrevistaron el alto comisario y el
comandante general en aguas de Sidi Dris a bordo del “Princesa de Asturias”.
Allí, Berenguer obligó a Silvestre a adoptar una actitud defensiva. Este
último, buen conocedor de la psicología del pueblo rifeño, lo estimó muy
peligroso, pero asumió la orden. El 7 de junio, para asegurar más la citada
línea, estableció una nueva posición: Igueriben. No es fácil saber quién ha
sido el primero en afirmar que una loma situada más al norte, Sidi Ibrahim (Loma
de los Árboles), era dominante y desde ella se batía Igueriben. Lo primero
es falso y lo segundo era imposible con los medios de que disponían los
rifeños. Sin embargo, todavía se repite hoy este argumento. La única ventaja
era que disponía del servicio de aguada muy próximo, pero en cambio su
longitud no permitía su ocupación. Cualquiera que haya estado allí lo aprecia
enseguida. Tampoco es acertado considerar la ocupación de Igueriben como un
nuevo intento de penetración hacia Alhucemas como equivocadamente afirmaba
Tuñón de Lara. Esta posición era exclusivamente un blocao para proteger
Annual.
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